Autos nuevos cambiarán el paisaje cubano
¿Los cubanos estarán dispuestos a aceptar el cambio y tirar sus viejos autos americanos? Está por verse. En medio de las conversaciones de la restauración diplomática entre Cuba y Estados Unidos, La Habana ya está cambiando.
Según indicios, los aspectos de la cápsula del tiempo de la ciudad desaparecerán cuando el largo proceso de modernización de Cuba acelere, con las marcas internacionales de siempre, los grandes cruceros y la afluencia de turistas que demandan instalaciones familiares modernas.
La hermosa arquitectura todavía puede estar deteriorada, pero ya hay un sentido de optimismo entre los 12 millones de habitantes de la isla. Ya los acentos americanos se escuchan en todas partes.
Las flotas de taxis modernos, principalmente Kia y algunos Heelys, suplantan las versiones privadas de innumerables viejas carcachas americanas. Pero las flotas de viejos autos todavía están allí.
Bajo el sistema de partido único de Cuba, el mercado de automóviles nuevos está estrechamente regulado y un nuevo sedán de marca cuesta más de $200,000. Durante décadas, sólo los vehículos pre-revolucionarios podían ser comprados y vendidos libremente, por eso muchos se quedaron en el camino.
A principios de los 1950 los Chevy parecían ser los más comunes, aunque había Ford, Buick, DeSoto, Plymouth y Oldsmobile. Hasta los 50, los Cadillac eran el toque aristocrático para los pudientes. En los Estados Unidos, el Chevy Bel Air del 57 era quizás el vehículo más codiciado de la época, con su distintiva aleta de la cola, aunque los cubanos prefirieron los modelos del 1955 y 1956.
Por ahora, La Habana sigue siendo una ciudad sin cadenas globales reconocibles, prácticamente sin neón o carteles de publicidad comercial y casi sin edificios altos. En las callejuelas del centro es posible ver a ingeniosos mecánicos reconstruyendo los modelos de 50 o 60 años de edad, como los Ford y GM.
En muchos casos, los viejos motores V8 fueron sustituidos por los populares Lada de la era soviética, al ver que la mayoría de los autos americanos de los años 50 emiten el zumbido distintivo de un motor de cuatro cilindros.
En algunos sitios, los propietarios de automóviles más originales tienen reuniones para hablar sobre el futuro que se avecina. Hay esfuerzos de restauración, saben que algo nuevo se aproxima. En la mayoría de los casos la falta de piezas originales hace poco menos que un milagro de la restauración. A menudo los techos de los convertibles se reemplazan con hojas de plástico y muchos motores originales han sido cambiados por motores diesel, porque son más baratos.
En los años 80, un legendario detective británico de automóviles llamado Colin Crabbe, logró sacar muchos viejos modelos, incluyendo un par de Jaguar XKSS, que estaban parados después de la revolución. Lo que hoy queda es un gran número de vehículos que ya no sirven, ni para restaurar.
Alrededor de 60,000 autos antiguos se han quedado en las carreteras de Cuba desde antes de la revolución, pero encontrar uno con valor de colección es un reto. Por cada joya escondida, hay miles de vehiculos golpeados y en gran medida despojados de sus piezas originales.
Algunos clásicos restaurados a medias ya se han puesto a trabajar para el turismo y la industria. Hay muchos convertibles en La Habana Vieja que se utilizan para ofrecer tours. Esta es una manera para que los turistas imaginen la ciudad como era en los años 50.
El cambio está sin duda en el camino y no se sabe si los nuevos vehículos vendrán de China, Europa o Estados Unidos, pero la necesidad de una nueva transportación es vital para un futuro desarrollo.
Los vuelos están abarrotados de turistas extranjeros deseosos de ver la isla antes de la plena liberalización. Los días de la atmósfera del Buena Vista Social Club, se desvanecen.
Se dice que ya están otorgadas las franquicias de los concesionarios de automóviles para muchos cubanos que viven en Estados Unidos y ya son propietarios de algunas de ellas. Se ha hablado mucho del tema. Pero ¿quién será el primero en abrir si el acuerdo de apertura se firma? Ya se verá.